¡Hola!
¡Feliz día de los enamorados!
Hoy es 14 de febrero, y en los países anglosajones se celebra el día de San Valentín.
Como regalo les vengo a dejar el primer capítulo de mi primer novela: "Si no tuvieras miedo".
Así que, sin más que agregar, les mando cariños y les recuerdo dejar sus comentarios.
(Pues es la única forma de saber si hay algo que debo mejorar o cambiar),
Para leer la reseña haz click aquí.
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¡Muchas gracias!
¡Que lo disfruten!
-1-
Me encontraba sola en mi habitación, como de costumbre, tratando, en
vano, de concentrarme en la lectura ya que hoy sería uno de esos días en que no lograría
conectar.
Mi mente incursionaba en los mismos recurrentes pensamientos. Me
encontraba hurgando en mis recuerdos, tratando de encontrar algún tipo de respuesta
a mis miles de dudas existenciales, buscaba las
palabras adecuadas, que me definieran, que me describieran, pero mi
mente seguía empeñada en permanecer en blanco.
Me preguntaba si era normal que no encontrase nada que me caracterizara,
que fuese como un tipo de sello personal en mí. Me esforzaba recordando las escenas de mi niñez,
adolescencia y parte de mi vida actual tratando de que fluyan solas—. “En ti la técnica de
asociación libre definitivamente no funcionaría”—diría mi prima y mejor amiga, Maridel, citando a Freud. Al que tomamos cariño luego de estudiar,
durante un cuatrimestre, sus particulares teorías psicoanalíticas el año pasado—, sin embargo, siempre llegaba a la misma
conclusión no encontraba nada, lo suficientemente bueno, en mí, de ser destacado.
Suspiré, cerrando con más fuerza
de la necesaria el libro que tenía en
mis manos y sacudí mi cabeza dejando
atrás tales pensamientos.
Me coloqué mis viejas, gastadas y
algún tiempo atrás blancas zapatillas Sólido, até mi cabello en un moño y me dirigí a casa
de Mar.
Si seguía encerrada en mi habitación por más
tiempo enloquecería, ya que resultaba agobiante la ansiedad que sentía
sobre mí cuando trataba de encontrar respuesta a la única pregunta que desde
hace meses rondaba en mi cabeza ¿hacia dónde se dirigía mi vida?
Así que rápidamente salí de mi casa, dejándole antes una nota a mi mamá avisándole donde iba y que quizás no regresaría para cenar.
Al llegar a casa de mi prima, me encontré fuera con mi tío, que sostenía la
correa de Hércules, un guaymaral de
color gris y ojos color miel. Quien se
acercó hasta mí todo lo que le permitía la correa buscando mis manos para obtener algunas
caricias.
—Hola Tito— dije, mientras acariciaba la cabeza del perro.
—Hola Paz, ¿qué hay de nuevo?
—No mucho. Si este verano continúa así, juro que me
volveré una vieja amargada antes de tiempo—. Puse mi mejor cara de horrorizada.
Soltó un par de carcajadas en respuesta—. Dios no lo quiera, Paz, Dios no lo quiera.
—Como sea. Voy a molestar a mi queridísima primita, quien de seguro estará muy ocupada haciendo
nada.
Al entrar a su dormitorio, la encontré sentada en el piso con las
piernas extendidas y la notebook sobre ellas.
—Hoy estamos de suerte—. Expresó, mostrándome una página web que contenía una lista de tiendas que se unían al Friday Black. Lo que solo conducía a una
conclusión posible: tarde de shopping.
—¿Te has fijado si alguna librería se ha unido? — dije, luego de recorrer con la mirada la página y confirmar lo que ya suponía todas eran boutiques, con la
intención de molestarla. Ya que mi prima detestaba mi total falta de respeto e intencionado desinterés por la moda.
—Paz, por favor, no me arruines el día—. Pidió, cambiándose
su ropa de casa y arreglándose el maquillaje—. ¿Cómo me veo?.
—Esplendida como siempre—. Le dije, preguntándome cómo
hacia para verse como modelo de portada de revista todo el tiempo.
—Vámonos—. Enunció,
saliendo de su habitación, mientras yo me unía a su camino.
Luego de recorrer todas las boutiques que se habían adherido al Friday
Black, en los que mi prima se hizo con un buen par de prendas de noche y de arrastrarla literalmente hasta las librerías, donde conseguí buenas ofertas en los libros que hace bastante tiempo encabezaban mi lista de deseos, nos encontrábamos disfrutando, yo de un delicioso helado y ella de un batido.
Conversamos acerca de su nueva conquista, un tal Franco, a quien conoció en la cena de
recepción de su primo, por parte de padre, que se gradúo de Kinesiólogo hace
pocas semanas atrás.
Mientras, la escuchaba, le di un mordisco a mi bombón helado.
—Me dijo— dando un trago a su batido— que es ingeniero y que trabaja
en una empresa, creo que… de energía. Me parece que esta vez trataré de tomar
las cosas con más calma, no como con
Leo. ¿Recuerdas? —Puso los ojos en blanco.
—Esta es la… quizás, millonésima vez que te oigo decir
eso, Mar—. La miré incrédula.
—Lo sé, pero siento que esta vez será diferente.
—Sí lo sientes… seguro así será—Lo dije sonando
resignada.
Mar, era del tipo de mujeres que no podía estar sola. Y no la juzgaba
por ello, incluso admiraba su capacidad para socializar.
No es que yo sea una ermitaña, pero no se me da bien el hecho de
entablar conversaciones con extraños, y mucho menos iniciar relaciones
sentimentales así como así.
Cuando terminamos nuestros helados, nos dirigimos al estacionamiento,
subimos al auto y tomamos la avenida hasta el Pub, donde nuestro mejor amigo, Jos, trabaja de barman durante el verano.
— ¿Qué harán esta noche? — nos preguntó, ofreciéndonos un vaso con una
bebida de color verde azulado, cuya receta, seguro, había aprendido en el curso de barman online que estaba realizando.
—Mi cuerpo sabe que es sábado, así que tendré que
hacerle caso, y ponerlo en movimiento— expresó Mar dándole un buen trago a su bebida.
—Pues, no tengo otra opción que seguirte— le dije, dando un trago
con toda la precaución de la que fui capaz. Comprobé que sabía bien, menta con
algo que le deba un sabor dulzón, así
que di otro trago—. Ya que no quiero quedarme otro fin de semana encerrada en mi casa.—Continué.
Jos levantando su cejas y con mirada inquisitiva, esperaba que le diéramos
la puntuación, como siempre.
—Está vez te daré un 7, tendrás que aplicarte más la
próxima, cariño —. Pronunció mi prima con un tono
de voz sexy.
—Déjame pensar—colocando mis manos en la sien y tomando
una expresión reflexiva, contesté—, ya lo tengo un 8.
—Algo es mejor que nada—. Nos sonrío. Luego continuó haciendo su
trabajo.
Lo observe, mientras colocaba botellas
de diferentes marcas de cerveza en el refrigerador, advirtiendo que los músculos de sus hombros y brazos estiraban la
tela de su camiseta, sus ojos color caramelo y su cabello negro azabache lacio cuyas
puntas, jamás entendería cómo,
terminaban en rizos, relucían a la luz del fluorescente que iluminaba la
barra de tragos.
Jos y yo somos amigos desde
niños, fue el primero que se
acercó a hablarme cuando me mude al barrio, desde entonces somos inseparables. Conoce todo sobre mí, así como yo
conozco todo sobre él. A veces con solo
mirarlo puedo saber lo que está pensando.
—Así que entonces, ¿dónde vamos esta noche?— preguntó, girándose y
apoyándose sobre sus brazos en la barra. Sea lo que sea que esté haciendo en
ese gimnasio le está dando buen resultado, ya no se parece en nada a mi antiguo
debilucho y flacucho mejor amigo.
—He oído de un lugar llamado “Babylon”, me dijeron que
es bueno, así que deberíamos ir a comprobar tal rumor— pronunció Mar, mientras se
terminaba el resto de su bebida.
—Entonces Babylon será—, dijo Jos.
—Allí iremos — dije sonriendo y tratando de parecer emocionada.

Muy bueno, veremos cómo sigue...!
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